El gobierno de Miguel de la Madrid Hurtado, quien asumió la presidencia el 1 de diciembre de 1982, estuvo marcado por una profunda crisis económica y un cambio hacia el modelo neoliberal en México. Su administración enfrentó numerosos desafíos, tanto económicos como sociales y políticos, que dejaron una huella significativa en el país. Miguel de la Madrid llegó al poder en medio de una grave crisis económica provocada por la caída de los precios del petróleo, una deuda externa insostenible, altos niveles de inflación y una drástica devaluación del peso. Este contexto lo llevó a implementar políticas de ajuste estructural y reformas orientadas hacia la estabilización económica.
Entre las principales acciones de su gobierno se encuentran las reformas económicas como el Pacto de Solidaridad Económica (PSE), introducido en 1987, que buscaba controlar la inflación y estabilizar los precios a través de acuerdos entre el gobierno, empresarios y sindicatos. Además, inició un proceso de privatización de empresas estatales no estratégicas para reducir el tamaño del sector público y generar ingresos. En 1986, México se unió al Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), marcando el inicio de su integración al comercio global. También aplicó políticas de austeridad para disminuir el déficit fiscal, lo que afectó programas sociales.
Durante su mandato ocurrió el terremoto del 19 de septiembre de 1985, uno de los más devastadores en la historia de México. La respuesta gubernamental fue lenta y desorganizada, lo que generó críticas y evidenció las limitaciones del sistema de protección civil. Miguel de la Madrid promovió una campaña de "renovación moral" para combatir la corrupción y mejorar la imagen del gobierno; sin embargo, esta iniciativa fue percibida como poco efectiva debido a la persistencia de prácticas corruptas. También impulsó medidas para modernizar la administración pública y descentralizar algunos servicios gubernamentales, además de intentar atender la pobreza extrema, aunque el impacto fue limitado debido al contexto económico adverso.
El gobierno de Miguel de la Madrid enfrentó varios desafíos y críticas. Las reformas neoliberales y los ajustes estructurales aumentaron el desempleo y la pobreza, generando un amplio descontento social. La falta de una respuesta efectiva al terremoto de 1985 y el creciente descontento con las políticas de austeridad erosionaron la confianza ciudadana en el gobierno. Al final de su mandato, el controvertido proceso electoral de 1988 que llevó a Carlos Salinas de Gortari a la presidencia dejó una mancha en la transición política. A pesar de las dificultades, su gobierno marcó un punto de inflexión hacia el modelo neoliberal en México. Si bien implementó reformas económicas significativas y estabilizó parcialmente la economía, estas políticas también incrementaron las desigualdades sociales y el descontento ciudadano, dejando un país más integrado al mercado global pero con profundas divisiones sociales y políticas.
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